Valonia presenta un territorio con una completa red de movilidad en la cual no hace falta usar vehículo privado para llegar a los principales sitios de interés. Esta región, situada al sur de Bélgica, tiene una geografía marcada por un entorno paisajes naturales teñidos de un verde espectacular, que invitan a ser cuidados y explorarlos de la forma más amable posible para que perduren con el paso de las décadas.
Namur, primera parada en Valonia
La primera parada más lógica en la región valona después de llegar a Bélgica es Namur, la capital, a la cual se llega fácilmente en tren. Allí, se puede subir a la ciudadela – apodada como “la termitera de Europa” por Napoleón – en teleférico y contemplar una de las panorámicas más bellas de Valonia. La bajada para volver al centro y a las orillas del Sambre, que es más amena, puede realizarse a pie.
Para llegar a Dinant desde la capital se puede hacer en un breve trayecto de media hora de tren o, para los más fanáticos del outdoor, también se puede llegar recorriendo los 28 kilómetros de la red RAVEL W5 (etapa 2) que une ambos municipios, en una ruta fácil y llana. Como toda la red RAVEL, está reservada para caminar y vehículos no motorizados. Una vez en la ciudad, se puede recorrer el río Mosa con pequeños barcos eléctricos.
Desde Dinant, el camino sencillo es dirigirse a la parte más sureña de Valonia – la más cercana a la frontera con Francia y Luxemburgo – es una de las más completas. La primera parada, a menos de una hora en tren, es Gedinne. No es uno de los municipios más conocidos de Valonia, pero sí que tiene un gran ambiente cultural y deportivo. Con inicio en Gedinne, hay una ruta de 17 kilómetros que atraviesa parte del bosque de las Ardenas, hasta llegar a Graide al cabo de unas 3 horas. Por el camino se encuentra la torre de la iglesia de Saint Denis de Graide, construida en el siglo VIII.
Viaje en tren hasta Paliseul
Desde Graide se puede hace un viaje de poco más de una hora en tren hasta Paliseul, un municipio de pocos habitantes y con una conexión directa, a pie, hasta Bouillon, tras caminar 20 kilómetros. Este esfuerzo se ve recompensado al cruzar una zona con magníficos miradores, siendo, el más destacado Le Tombeau du Géant, patrimonio excepcional de Valonia. Una vez en Bouillon y tras un descanso, es imprescindible una visita a su castillo, que es el vestigio feudal más antiguo de Bélgica y una de las fortalezas de Europa más destacadas. Alberga historia, naturaleza y una postal imborrable para la retina.
Aunque en la zona sur de Valonia hay una vasta cantidad de pueblos y caminos por conocer, sin embargo, para conocer la gestión de forma transversal, se puede llegar a la parte más cercana a Bruselas con dos trayectos más en tren y una nueva excursión. Dejando atrás Bouillon, se puede alcanzar el pueblo de Grupont en tren y con más de un transbordo. Des de allí, hay una ruta de 2 horas largas hasta Forrières, en un camino que alterna entre pasajes forestales y zonas más abiertas con hermosas vistas del campo y los bosques circundantes.
Desde este tranquilo pueblo rodeado de prados se puede llegar a Lieja, la ciudad ardiente, en 1 hora y media de tren. Allí, se puede disfrutar del dinamismo de este lugar, que de forma continua tiene un gran ambiente y un sinfín de eventos durante todo el año.
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