En una escapada romántica Teruel deja el listón muy alto. Porque es de esos lugares a los que hay que ir a propósito, pero al que después se vuelve seguro. En Teruel te espera mucha historia, (y no sólo leyendas románticas, que también), arquitectura, paisajes de ensueño y una tranquilidad que hay que saborear poco a poco.
Índice: qué ver en Teruel
Teruel es un destino ideal para una escapada de fin de semana. Aquí te espera de todo un poco, por algo en la ciudad convivieron las tres culturas más importantes: judíos, musulmanes y cristianos. La mejor manera de comprobarlo es en sus edificios. Aquí se encuentra el mudéjar turolense, (joya de nuestra arquitectura) y como muestra de su relevancia, un detalle importante: fue declarado Patrimonio de la Humanidad un año antes que la Muralla china o la Necrópolis de Atenas.
Un pequeño toro de sólo 45 céntimetros
Una de las primeras cosas que nos sorprende es que para los turolenses todas las palabras terminan en ico, y la otra es que todo paseo por Teruel nos conduce a la plaza del Torico, centro neurálgico de la ciudad desde la que salen ocho calles. La fama del toro (que preside la plaza desde lo alto de una columna) es inversamente proporcional a su tamaño: 45 centímetros. En esta plaza porticada, con forma ovalada y un poco en cuesta, podrás admirar edificios modernistas como la casa Ferrán o la Madrileña. Además está llena de terracitas y bares de tapas.
Teruel es la típica localidad que está diseñada para verla desde arriba. Por algo tres de los lugares imprescindibles son las tres torres mudéjares: la de El Salvador, San Martín y San Pedro. Subimos a la torre de El Salvador (2,5 euros), merece la pena verla por dentro y subir hasta el campanario, pero también hay que pararse a admirarla por fuera, ya que el exterior cuenta con todo un repertorio decorativo de arte islámico.
Después, visitamos la iglesia de San Pedro. Nada más entrar llama la atención el techo colorido (pintado a principios del siglo XIX) tras un incendio, y que recuerda mucho al tan preciado arte bizantino. Es sin duda, uno de los lugares más importantes para los turolenses porque aquí fueron enterrados sus famosos amantes, a los que se puede visitar en el mausoleo contiguo.
En el interior de dos sarcófagos realizados por el escultor Juan de Ávalos, se encuentran las dos momias que, según investigaciones realizadas a través de la prueba del Carbono 14, parece que corresponden a las de los célebres amantes de Teruel. Osea que sí, que se pueden visitar de verdad y no es solo un reclamo turístico. Después, desde el jardín (antigua necrópolis) encontramos unas estupendas vistas de la nave de la iglesia y sus torreones. En el mismo lugar tienes el acceso a la Torre de San Pedro, la de menor altura de las cuatro medievales que se levantan en la ciudad.
Uno de los puntos más bonitos es la escalinata neo-mudéjar situada frente de la estación de tren, construida en el siglo XX (1920-1921) por José Torán. Merece la pena verla desde abajo. Al subir y a la mitad del recorrido, hay una fuente. También hay varios ascensores justo debajo de la escalinata.
No te puedes perder: Mausoleo de los Amantes+ Conjunto Mudéjar. Precio 9€ (no incluye torre y ándito, que por cuestiones de seguridad no se puede visitar actualmente).
Dónde comer: Restaurante Yain, su nombre significa vino en hebreo, detalle que muestra la importancia de su bodega. Comida de vanguardia. Plaza de la Judería (en el casco histórico). Precio medio: 35 euros por persona, sin bebida.
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