Antonio Gaudí, genio del Modernismo catalán, dejó en Tarragona su sello en el altar y en el manisfestator del Santuario de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Pero la ciudad está llena de otras joyas de este estilo, la guinda la pone la también modernista barandilla del Balcón del Mediterráneo, majestuoso mirador desde el que contemplar el mar… y tocar ferro (tocar hierro), que trae suerte.
Índice: La Tarragona modernista
Pero además del genial Gaudí (que dejó su legado cuando aun era estudiante de Arquitectura), la ciudad fue cuna de otros dos grandes arquitectos: su aventajado discípulo Josep Maria Jujol y Josep Maria Pujol de Barberà, que embellecieron Tarragona con llamativos edificios.
Te mostramos imágenes de la ruta modernista de Tarragona, que te animarán a visitar esta ciudad en cuanto podamos salir de casa. Todos estos edificios pertenecen a la crème de la crème del modernismo tarraconense.
El reloj del puerto
En el dique de levante del puerto de Tarragona se instaló en 1922 un curioso reloj dibujado por el ingeniero Francisco García de Membrillera. Con él se decía adiós a los toques de trompeta con el que el trompetero de turno anunciaba la hora de inicio y fin de cada jornada laboral.
Un paseo de lujo
Una manera de disfrutar del entorno urbano es admirar edificios de viviendas como las casas Ximenis, Ripoll, Salas, Bofarull, doctor Aleu, Porta Mercadé o Rabadà; el antiguo Hotel Continental.
Un edificio con historia
La ruta modernista nos lleva hasta la fabrica de la Chartreuse, donde se fabricaba un licor legendario vinculado a la historia de Tarragona desde hace más de un siglo. Actualmente es la sede de la Escuela Oficial de Idiomas.
El Mercat Central
Construido en 1915, hoy es una cita imprescindible para cualquiera que visite la ciudad. Su arquitecto, Josep Maria Pujol i de Barberà, quiso que en su interior hubiera columnas de hierro en lugar de muros para dar al mercado la sensación de mayor amplitud y luminosidad.
Otros reportajes de Tarragona