La primera parada de esta segunda jornada por las Rías Altas (tras partir de Ferrol) sigue hacia Valdoviño, para obsequiaros con la primera panorámica del día desde el faro de A Frouxeira.
Admirad la inmensidad de la playa del mismo nombre, dejad vuestras huellas en la lengua de arena de tres kilómetros hasta que las bravas olas o los fuertes vientos que soplan en las Rías Altas las barran.
La fuerza con la que rompe el mar
Disfrutar de las Rías Altas es también perderse por los túneles que hay debajo del faro. Al final de ellos comprobaréis la fuerza con la que rompe el mar y os daréis cuenta del arriesgado trabajo de los percebeiros que mantienen una tradición viva.
La playa salvaje de A Frouxeira
Dejando atrás la parte más salvaje de la playa de A Frouxeira, y también con acceso desde el faro, entrad en el espacio protegido de la playa y laguna de Valdoviño: abierta al mar de modo natural; una importante zona para avistar aves, sobre todo en invierno. Aquí viven especies como el pato real, el correlimos común o la focha común.
Hacia el norte, por la orilla de los acantilados, el Mirador de O Paraño os ofrecerá una panorámica del otro extremo de la playa de A Frouxeira para después empezar a bajar por una carretera que desemboca directamente en la playa de Rodo o Pantín.
Este último es el nombre con el que se conoce más popularmente al campeonato de surf que se celebra aquí desde 1988 y en el que se reúne a la elite del surf mundial.
Arenal de Vilarrube
Nuestra siguiente parada en la ruta por las Rías Altas gallegas será el arenal de Vilarrube: una encantadora playa de aguas tranquilas, ideal para largos paseos y con deliciosas posibilidades gastronómicas como la de degustar unas raciones de navajas o de percebes en las tascas que hay en sus alrededores. Si tenéis oportunidad y la climatología os acompaña, sumergíos en estas aguas ricas en yodo para favorecer el bronceado.
Llegados a Cedeira, cuando la tarde aún concede unas horas de luz, atravesad la zona histórica hasta la blanca ermita de Santo Antón. Este mirador natural os ofrecerá una magnífica panorámica de la entrada de la ría a medida que comenzamos la ascensión hasta el faro de punta Candieira.
El monte Purrido y los caballos salvajes
Aquí, en la cumbre del monte Purrido, podéis bajar las famosas diez curvas de la carretera en “forma de lazo” hacia esta señal marítima activa desde 1954, o bien admirar este paisaje agreste desde la falda de la montaña mientras os cruzáis con alguna cabra o caballo salvaje.
Guiso de marrajo y percebes
En la última comida de este viaje por las Rías Altas no deberíais olvidar de incluir en vuestro menú el guiso de marrajo, un tipo de tiburón, «rape a la cedeiresa», «bonito en salsa» o el “pastelón”, un tipo de empanada hecha con hojaldre en lugar de masa de pan, y rellena de delicias como bonito, bacalao con pasas, congrio,…
También los percebes son plato habitual que evocarán en el paladar el inconfundible sabor y olor que les da este bravo mar.
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