La República Checa dispone de miles de kilómetros señalizados para recorrer en bicicleta, en el camino nos encontramos con interesantes rutas temáticas. Acompáñanos a través de unos itinerarios en los que hemos descubierto paisajes sorprendentes, historia, centenares de castillos y pueblos encantadores. Te contamos cinco propuestas repartidas por distintos puntos del país y con diferentes niveles de esfuerzo, para que nadie se quede sin gozar de esta saludable actividad.
Pedaleando por la historia del Telón de Acero
Los aficionados a la bicicleta y a la historia podrán unir ambas pasiones recorriendo el EuroVelo 13, el itinerario histórico del Telón de Acero que establecía las fronteras entre la Europa del Este y del Oeste. En este camino por la República Checa se pueden observar torres de vigilancia, bunkers construidos en la 2ª Guerra Mundial y museos como el del Telón de Acero (Valtice), donde se narra la historia de la guardia fronteriza y el papel que jugaba entre 1951 y 1989, un periodo con un estricto control de las zonas interestatales. Está situado en un edificio de la antigua aduana que, además, es el único del país dedicado a esta temática.
Las Sendas del vino en Moravia del Sur
Aunque, a priori, puede parecer que no es muy natural combinar bicicleta y vino, representa un maridaje perfecto. Os invitamos a comprobarlo en el Sur de Moravia, una región de la República Checa donde existen más de 1.200 kilómetros de caminos entre viñedos. No se trata de hacerlos todos, sino de elegir, según vuestros gustos y preparación física, alguna de las 18 rutas en las que se dividen. Cada una de ellas brinda al cicloturista una serie de monumentos, bodegas, alojamientos y restaurantes donde realizar paradas técnicas.
Entre los itinerarios más atractivos por la República Checa se encuentra el que comienza en la ciudad vitivinícola de Mikulov. La senda transita durante 85 kilómetros entre hermosos paisajes naturales como los de Pálava, declarado Reserva de la Biosfera en 1986, y el entorno cultural de Lednice-Valtice, que también forma parte del patrimonio protegido por la Unesco. Aunque puede parecer mucha distancia, esta ruta no exige un gran esfuerzo físico ya que transcurre por vías asfaltadas, con escaso tráfico y pocos desniveles.
Vía Verde del Moldava por el Sur de Bohemia
Esta popular ruta ciclista descubre los seductores paisajes que acompañan al río Moldava (Vltava) desde su nacimiento en las montañas de Šumava hasta su desembocadura en el río Elba (Labe), en la ciudad de Mělník, al norte de Praga. A pesar de ser un trayecto de 277 kilómetros es accesible y está perfectamente señalizado, con la ventaja de que apenas se viaja por tramos de carretera, y el firme está mayoritariamente asfaltado y con poca gravilla.
Además, entre pedalada y pedalada, aparece todo un rosario de atractivos que impulsan a bajar de la bicicleta, respirar profundamente, y disfrutar de los bosques, de pueblos encantadores, y de las siluetas neogóticas de los castillos que salpican el paisaje de la República Checa.
Entre estos hitos hay algunos que merecen especialmente una parada, como Český Krumlov, cuyo casco histórico está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el embalse de Lipno, tan grande que se conoce como “el mar checo”, y el bonito castillo de Rožmberk nad Vltavou.
En el camino también sale al encuentro el monasterio de Zlatá Koruna con un increíble claustro, y České Budějovice, capital del Sur de Bohemia y cuna de la cerveza Budweiser Budwar. Y dos castillos más, el romántico Hluboká nad Vltavou, y el de Zvíkov, ubicado muy cerca del embalse Orlík, donde los amantes del buceo pueden descubrir una población sumergida. Otra imagen insólita con el agua como protagonista es la Cascada de Moldava (Vltavská kaskáda), que no es realmente una cascada sino un sistema de nueve presas, con sus respectivos embalses, ubicado en el curso superior y medio del Moldava. Se construyó entre los años 30 y 60 del siglo XX para producir energía eléctrica y proteger la región de posibles inundaciones. En el último tramo, tras cruzar Praga por la orilla derecha del río, se siguen admirando castillos como el de Nelahozeves y el de Veltrusy antes de llegar a Mělník. En esta última ciudad, el Moldava vuelca su caudal en el río Elba, que seguirá su curso hasta el norte del país
Ruta cicloturista del río Ohře
La región de Karlovy, al oeste de la República Checa, brinda el itinerario turístico más hedonista, ya que transcurre por ciudades balneario y por templos de la cerveza. Con estos placenteros incentivos, sus 227 kilómetros de recorrido se hacen incluso cortos. Aún así, no es necesario culminar el camino completo sino que os podéis decantar por alguna de sus cinco etapas.
La ruta está muy bien señalizada, hay tramos con distintos niveles de dificultad y el firme es, casi siempre, de asfalto. Este itinerario cicloturista comienza en la frontera alemana y sigue el curso del río Ohře, un afluente del Elba. En el primer tramo se circula por una vía verde que enlaza con la histórica Cheb, una ciudad con varias visitas de interés, como su fortaleza románica, la bonita iglesia gótica de San Nicolás y once pintorescas casas comerciales con impronta medieval en su plaza. Y a unos 35 kilómetros aparece Loket, con su espectacular castillo medieval y un cinematográfico centro histórico por donde paseó el mismísimo James Bond en 007 Casino Royale.
El pedaleo no termina aquí, ni mucho menos, sino que se aproxima a Karlovy Vary –merece la pena desviarse para visitar esta elegante ciudad balneario nacida entre fuentes termales– y sigue por ciudades como Kadañ, Louny y Žatec, donde se sitúa el Templo del lúpulo y de la cerveza. Y, como final de ruta, otro de los platos fuertes: Litoměřice. En este lugar el río Ohře se funde con el Elba, y los cicloturistas dejan aparcadas las bicicletas para dejarse tentar por la belleza de esta ciudad real, con palacios, catedral, iglesias y coquetas plazas. Muchos la consideran la ciudad más bonita de la República Checa, aunque ese es un título muy reñido en este país.
Vía Verde del Jizera – ER9
Esta vía verde, que sigue el curso del río Jizera durante 164 kilómetros, exige cierta forma física pero los paisajes por los que transcurre bien merecen el esfuerzo. Aunque el Jizera nace en Polonia, podréis comprobar que gran parte de su recorrido, hasta desembocar en el Elba, lo realiza en territorio checo.
Como la idea es disfrutar del deporte pero también de la República Checa, os proponemos dividir el itinerario de esta vía verde en tres etapas. La primera atraviesa las montañas de Krkonoše (o de los Gigantes), donde el pico Sněžka os vigilará durante un buen rato desde sus 1.602 metros. A este tramo le sigue otro igual de sorprendente, ya que se introduce en el denominado Paraíso Checo (Český ráj), la reserva natural protegida más antigua de la República Checa, cuyas moles de piedra parecen empinarse para tocar el cielo. No lo dudéis, bajad de la bicicleta y disfrutad de este insólito paisaje pétreo. Y el último tramo avanza en dirección a Mladá Boleslav, una urbe conocida por acoger la industria automovilística de Škoda. Si os gustan los coches, visitad la fábrica y su museo. Pero si sois más de historia, muy cerca se ubica Stará Boleslav- Brandýs nad Labem, la ciudad con el nombre más largo de Chequia. Aunque luego sólo recordéis esta curiosidad, también es interesante saber que aquí probablemente nació Wenceslao, un joven que llegó a ser monarca en el siglo X y que fue asesinado por su hermano cuando tenía 27 años. Fue un rey justo, ilustrado y cristiano, que más tarde sería santificado y convertido en el patrón del país.
La Vía Verde o Greenway del Jizera finaliza al llegar al Elba en la ciudad de Toušeň, donde si os quedan ganas de pedalear se puede seguir otra ruta por la Vía Verde del Elba (EuroVelo7) hasta Hřensko, un pueblecito ubicado en el Parque Nacional de la Suiza Checa, en la frontera con Alemania.
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