Chocolate caliente para atenuar el frío que atenaza el cuerpo, espectacular entrada del cortejo
de los Reyes Magos que enciende la ilusión, gradas llenas que confortan frente al viento
externo… y, sobre todo, espectáculo. Puy du Fou, el parque temático -o viaje en el tiempo,
como lo definen sus creadores- que recrea siglos de la historia de España en Toledo, se adentra
en la Navidad.
No es época de actuaciones nocturnas, pese a la fama atractiva de El Sueño de Toledo. El día
acorta, el clima en el entorno yermo de la capital toledana donde se sitúa este complejo -nada
de atracciones por las que lanzarse, solo historia narrada con una didáctica apasionante-
anima a recogerse y a disfrutar de lo mejor lo más protegido posible.
La recreación del castillo que acoge El último cantar impresiona desde la lejanía del extenso
aparcamiento habilitado para estacionar vehículos y numerosas caravanas. A partir de ahí, la
historia se aproxima. Lo hace primero con una retahíla de puestos y personajes ambientados
en los estertores de la Edad Media, y, después y ya en descenso geográfico, en los lugares que
acogen los espectáculos.
Puy du Fou, un viaje al pasado con un espectáculo impresionante
Resulta fundamental organizarse con una guía cronológica. Las actuaciones requieren de una
anticipación, de entrar media hora antes, y se desarrollan un par de veces cada jornada. Sin
una organización de dónde ir después de cada una resulta fácil y decepcionante perderse
alguna de ellas.
¿Por cuál comenzar? Por ejemplo, con A pluma y espada, con un Lope de Vega transformado
en audaz espadachín que recuerda a personajes épicos como El Zorro, que coincide con Miguel
de Cervantes en prisión y que evita un atentado real. La historia importa; no obstante, lo que
impresiona es el modo de relatarla y la imponente mutación del escenario en el que se
desarrolla. Todo en una reconstrucción del clásico corral de comedias.
De ahí un paseo, con cierta celeridad, a un espectáculo al aire libre en el que se agradece la
cercanía humana para reducir el efecto del frío. Vestigios del imperio romano junto a
conquista goda y conversión cristiana, todo envuelto en una historia de amor y una
demostración de habilidad en la equitación. Se trata de El misterio de Sorbaces. Y un entorno
en sorprendente transformación física.
Otra vez -y se agradece- a espacio cerrado en El último cantar. Como su nombre evoca, narra
las hazañas del Mío Cid y desvela datos menos conocidos, como el origen del nombre de su
caballo Babieca, vocablo que también se utiliza como sinónimo de bobo. No solo se mueve el
escenario, lo hace todo el auditorio. Impresiona. Y estimula a una concentración continua
porque cada detalle de personaje, de vestuario, de decorado, merece una observación
exhaustiva.
Comida en cualquiera de las tabernas o locales de ingesta rápida (perritos calientes,
hamburguesas y nachos que pueblan el recinto a precio de parque temático) y continuación
apurando la luz del día. Entrada en Allende la Mar Océana por la puerta de una especie de
casona que para nada permite descifrar lo que encontrarás al traspasarla.
Los desvelos de Colón, el compromiso del almirante con la reina Isabel de respetar los
derechos de sus nuevos súbditos, traslación al puerto y ‘navegación’ con la Santa María, con una recreación de buenos momentos y tremendas penurias que te permite empatizar, pasado
más de medio milenio, con quienes participaron en ella hasta alcanzar el descubrimiento. No
tiene horario fijo, por lo que puedes entrar sin pausa todas las veces que lo deseos. Vale con
creces la pena repetir.
Sueños de un ángel pícaro, cetrería, la recepción real que se produce tras la entrada del
cortejo citada al inicio de esta crónica, exhibición de forjado de espadas y, sobre todo,
sorpresas en los detalles.
El espectáculo comienza cuando, tras esperar una cola invernal asumible, traspasas el recinto
amurallado. Aunque físicamente te halles en el Toledo del siglo XXI, emocionalmente te
sientes unos siglos más atrás, repasando algunas de las épocas más reseñables de la fértil
historia de España que tuvieron su epicentro en estos lugares.
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