La cocina de siempre para los que son de ‘buen comer’ tiene un nombre: Pristino. Y aunque se presentan como una casa de comidas contemporánea, lo cierto es que ya en la puerta te das cuenta de que estás en un restaurante exquisito, eso sí, con unos precios más que razonables, (lo que es de agradecer en los tiempos que corren).
Aunque el momento que estamos viviendo no juega a su favor, el restaurante ha sabido encarar con ánimo las dificultades por las que pasa el sector. Abierto desde 2019, Pristino se ha convertido en poco tiempo en todo un referente de gastronomía de calidad en la capital.
Situado en uno de los edificios más elegantones e históricos del distrito de Chamberí, es al abrir la carta cuando se explica la razón de autodenominarse así: estamos en un local donde se elabora una cocina casera y tradicional, la de los fogones (a fuego lento y sin prisas).
Platos donde se ponen en valor los sabores
¿Por qué nos ha conquistado este restaurante? Porque en Pristino son maestros a la hora de hacer que lo complicado parezca sencillo. Aquí no encontrarás platos con nombres raros, ni sabores irreconocibles. Entre tanta oferta de restaurantes es de agradecer que haya locales que se ocupen de nuestra cocina tradicional en estado puro, en donde se ponga en valor los platos con los que hemos crecido (aquellos que comíamos en casa cuando éramos pequeños) y que forman parte de nuestra cultura gastronómica. En definitiva, una vuelta a los menús de toda la vida.
Una amplia carta de recetas tradicionales
Su mejor tarjeta de visita es una carta estupenda a base de recetas tradicionales, (y también madrileñas), guisos caseros, y con una vuelta al origen, a nuestra cocina, la de siempre.
Guisos de cuchara como las Lentejas Castellanas con Sus Sacramentos (12 euros), el Rabo de Toro con Parmentier de Oloroso (16 euros) o un delicioso y estupendamente presentado Rape a la brasa (26 euros). Exquisito también el revuelto de gambitas cristalinas.
Los callos, 14 horas a cocción lenta
Pero si hay un plato característico son los Callos con Morro y Pata (12 euros). “Es el que más nos piden los clientes, y sin buscarlo se ha convertido en nuestro plato estrella. Incluso hay gente que reserva sólo por este plato”, nos cuenta la encargada. Y no es para menos, porque realmente los callos de Pristino tienen una textura y sabor delicioso. ¿El secreto? “Los tenemos 14 horas a cocción lenta, y se hacen con una proporción justa de pata y morro”, explica.
Por cierto, deja espacio para el postre. Si tenemos que elegir, nosotros apostamos por la suavidad del flan casero y la tarta de queso azul, realmente excelente (6,50 euros).
La importancia de los pequeños detalles
Nos gusta también que se cuida cada pequeño detalle. Una música tan suave que a penas se nota y no entorpece la charla o el recipiente de aceite de mesa que recuerda a un frasco de lujosas esencias. Y cómo no, un diez a un servicio impecable, a la manera de los restauradores de antes.
Ah! y un dato importante: en Pristino no te vas a quedar con hambre, aunque lo pueda parecer cuando terminas mojando la salsa y rebañando el plato. Que no te de corte porque es la mejor señal de que te ha sentado de lujo.
Dónde: Paseo de Eduardo Dato, 8. Madrid 28010. Distrito de Chamberí.
Teléfono: 917 37 36 40. Web: restaurantepristino.com
Precio: Entre 40-50 euros aprox./ por persona
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