A poco más de 30 kilómetros de Tel Aviv se encuentra Netanya, una ciudad que cuenta con numerosos atractivos culturales, pero que también destaca por sus playas mediterráneas con altos y escarpados acantilados.
Primera parada: Iris Reserve
Nadie, o casi nadie, viaja a Israel pensando en ver flores. Pero en Netanya es posible. Allí está la Iris Reserve, un sitio natural que incluye una gran variedad de especies raras como el lirio carmesí. La reserva está totalmente abierta al público, con visitas guiadas y 1.500 metros de senderos señalizados por colores y con letreros explicativos sobre la vegetación.
Segunda parada: Estanque de Invierno
Se trata de una alberca que se apoda ‘de invierno’ porque cada año, las lluvias de la época invernal fluyen hacia el área del estanque -está cerca de la orilla- y forman este pequeño lago pintoresco. El tamaño y el tiempo de vida del lago dependen de la cantidad de precipitación cada año. Especialmente en primavera es un lugar frecuentado por pintores, fotógrafos, eruditos y amantes de la naturaleza, ya que en el siglo XIX se plantaron más de 100 árboles de eucalipto que le dan una atmósfera especial al sitio.
Tercera parada: la plaza Atzmaut
Y de un espacio natural al enclave más tecnológico de Netanya. Esta plaza está interconectada con los más avanzados sistemas tecnológicos y se ha reconvertido en un atractivo turístico. Ofrece aplicaciones móviles para juegos interactivos, un evento audiovisual multisistémico que combina pantallas led, pantallas de agua, transmisión en vivo de eventos y eventos o juegos de agua en la fuente.
Cuarta parada: Planetanya
Un recinto de entretenimiento y ciencia para toda la familia, especialmente para aquellas con niños pequeños y preadolescentes. Es un centro de visitantes único en los campos de la ciencia, el espacio y la astronomía gracias al planetario, talleres y otros eventos que ofrecen.
Más allá de ser un planetario común, tiene una particularidad muy especial. Este centro alberga una habitación y un jardín japoneses, con lo que, además del espacio, también aproxima la cultura nipona a sus visitantes. Un dato curioso para una ciudad israelí que sí que tiene un grueso de población con raíces francesas importantes, pero no japonesa.
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