Vamos a descubrir los 14 mejores y más bonitos castillos de Valencia. Hogar de los grandes señores durante la Edad Media, escenarios de importantes batallas y puntos estratégicos en la defensa de las ciudades y los territorios, los castillos forman parte del paisaje valenciano. Prácticamente en todas las grandes ciudades y lugares estratégicos encontramos un castillo que ha sido testigo de guerras, invasiones y revoluciones.
Índice
1. Castillo de Sagunto
Empezamos en uno de los enclaves con más historia de nuestra provincia: Sagunto. Con más de un kilómetro de longitud, el Castillo de Sagunto está en lo alto de una colina de la Sierra Calderona desde el que se puede controlar la ciudad a sus pies y una gran extensión de territorio. Los primero en pasar por allí fueron los íberos, autores de los enormes sillares que hay en la base de algunos tramos amurallados.
De hecho, recibe el sobrenombre de castillo romano pese a ser obra de los íberos y a que los musulmanes levantaron parte de la estructura actual. El Cid lo conquistó brevemente para los cristianos, aunque no fue hasta la llegada de Jaume I a Valencia cuando quedó en sus manos. A partir de entonces, ha sufrido reformas que cambiaron su aspecto, como las de las baterías o las caballerizas durante la Guerra de Independencia (1808-1804). En la falda de la montaña está el famoso Teatro Romano de Sagunto, y entre el Castillo y la Judería nos encontramos con el Cementerio Judío.
2. Castillo de Jaume I en El Puig
Ahora que acabamos de celebrar el 9 d’Octubre y recordar la figura de Jaume I, es un buen momento para visitar su castillo en El Puig. Situado unos kilómetros al sur del de Sagunto, lo encontramos en lo alto de la Montaña de la Patà, desde donde se controlaba la entrada a Valencia; y aunque data del siglo XI, también se ha conocido como Castillo de Yubayla, Cebolla o Enesa. Todavía quedan restos de sus tres torres, y se conservan lienzos de sus murallas o restos de las edificaciones auxiliares del complejo.
3. Castillo de Cullera
Seguimos por la costa y llegamos ahora al Castillo de Cullera, cuyos orígenes se pierden en la antigüedad. La estructura actual data del siglo XIII, cuando tras la reconquista Jaume I ordenó levantar un castillo sobre los restos del musulmán. Situado en una ladera de la colina, permite controlar la ciudad y el Mediterráneo; y como pasó con el de Sagunto en la Guerra de la Independencia fue fortificado y artillado. Antes, Pedro IV el Ceremonioso ya lo había restaurado.
En su interior no podemos perdernos la Capilla gótica -reconvertida en museo-, la Sala de Armas ni sus torres. Destaca el cañón llamado «sacre» en un extremo del Baluarte. Además, en el siglo XIX se construyó el Santuario de la Virgen adosado al Castillo, conectado por un calvario zigzagueante del siglo XVIII.
4. Castell de Marinyén en Benifairó
Conocido como Castillo de Alcalà d’Alfadenc, de la Reina Mora o simplemente de Marinyén, el Castillo de Benifairó de la Valldgina sirvió para bautizar el valle que se domina desde sus 240 metros de altitud durante la época de dominación árabe. Aunque está en ruinas, podemos diferenciar la parte islámica y la originaria del gótico cisterciense, ya que los monjes de esta orden se refugiaron allí durante las revueltas de los moriscos.
5. Castillo de Gandia
También llamado Castillo de Bairén, está al noroeste de Gandia, sobre una colina que domina la playa y la marjal. Destacan el Torreón del Pino, bautizado así por el pino piñonero plantado allí hace 100 años, y las murallas, con torres de planta circular en sus esquinas -algo único en los castillos valencianos-. En los ángulos entre el torreón y la muralla encontramos troneras engarzadas para poder repeler con fuego de artificio los ataques al castillo.
6. Castell de Xàtiva
Que durante siglos fuese considerado uno de los mejores castillos de la Corona de Aragón -y de la Península Ibérica- habla de lo impresionante que es el castillo de la capital de la Costera. Su ubicación, en una elevación estratégica, permitía controlar la ciudad de Xàtiva y la vía romana desde allí. De hecho, los íberos fueron los primeros en aprovecharlo para defender su ciudad, lo mismo que harían más tarde romanos, árabes y, después de la reconquista, los cristianos.
Está compuesto por dos castillos, el Menor (originalmente íbero) y el Mayor (obra de los romanos), comunicados entre si. Juntos formaron una fortificación muy extensa y compleja, que hoy se ha convertido en un referente de la arquitectura histórica y militar del siglo. Todavía se conserva parte de las murallas que lo protegían, y no podemos perdernos la Plaza de Armas, la Puerta de Socorro ni la Prisión de Estado.
7. Castillo de Montesa
Junto al de Xàtiva, el de Montesa es el otro gran castillo de la Costera. Originario de la época celtíbera o romana, no fue hasta los siglos de dominación musulmana cuando ganó relevancia. Los restos que se conservan a día de hoy pertenecen al periodo que va del siglo XIV al XVI, años en los que se edificó el convento de la orden de Santa Maria de Montesa por orden del rey Jaume II. El castillo estaba sobre una pequeña colina desde la que se puede controlar Montesa y el valle que rodea la ciudad. Sin embargo, en 1748 un terremoto destruyó el castillo, y sus ruinas se convirtieron en Monumento Nacional en 1926.
8. Castillo de Moixent
Nuestra última parada en la Costera es el Castillo de Moixent, situado sobre un pequeño cerro en el que se han encontrado restos íberos o romanos. Aunque está en ruinas, este castillo árabe almohade del siglo XII nos permite imaginar cómo era originalmente, dividido en dos espacios (el Castellaret de Dalt y el de Baix) que juntos formaban el entramado defensivo de la población. Justo al lado, está la Torre dels Coloms, también de origen árabe, que se conserva mucho mejor que el propio Castillo y es el mejor ejemplo de las torres almenadas que había en el complejo original.
9. La Alcazaba de Requena
La Alcazaba o Castillo de Requena es el principal legado que encontramos en una de las ciudades más importantes para los árabes. En el siglo X se construyó la fortaleza primitiva que encontramos en el corazón de la ciudad, en el medieval Barrio de la Villa, aunque en el siglo XV se levantó sobre ella una torre de homenaje cristiana.
Aunque tiene varias puertas de acceso, la más conocida es la popular Cuesta del Castillo, con su adoquinado; y hace unos años se restauró la torre para que albergase el Museo de la Fiesta de la Vendimia.
10. Castillo de Ayora
Igual que otros muchos castillos, el Castillo de Ayora, también conocido como Palacio-Fortaleza del Duque del Infantado, se empezó a construir a mediados del siglo XIII, tras la reconquista de Valencia por parte de Jaume I, aprovechando los restos de una construcción árabe anterior. Como muchos de sus contemporáneos, sufrió las diferentes guerras en las que se vio involucrada España, aunque si hubo un episodio clave para el Castillo de Ayora este fue la Guerra de Sucesión, cuando las tropas de Felipe V los destruyeron.
Pese a los graves efectos del ataque del ejército borbónico y del paso del tiempo, todavía podemos disfrutar de algunos de sus elementos más significativos. Por ejemplo, la torre del homenaje o la puerta falsa que en el siglo XVI ordenó construir la Marquesa del Zenete, sobre la que estaba su escudo de armas. También destacan una serie de lienzos, cubos, fosos, cisternas y parte de las ruinas del kilómetro de murallas que protegían el Castillo de Ayora.
11. Castillo de Buñol
Por sus dimensiones, estamos ante uno de los castillos más importantes de España. Construido sobre dos macizos rocosos en el centro de la ciudad entre los siglos XI y XII, desde él se podría controlar toda la comarca de la Hoya de Buñol; aunque su interés estratégico radicaba en que estaba en la frontera entre los reinos de Valencia y Castilla. Jaume I lo donó a Rodrigo de Lizana en 1238, que a su vez lo cedió a la Orden militar del Hospital. Siglos después fue escenario de la invasión francesa bajo las órdenes de Napoleón y de las guerras carlistas.
Situado en una cresta rocosa con el río Buñol a un lado y el barranco de Borrunes al otro, está formado por dos recintos, unidos por un puente sobre un foso artificial. Destacan la torre del Homenaje y el palacio gótico del recinto sur -que hacía de residencia-, y seguro que nos sorprende ver como las casas que hay alrededor del Castillo se han integrado en las murallas que rodean el complejo.
12. Castillo de Bétera
En la comarca del Camp de Turia podemos hacer la Ruta de los Castillos con parada en diferentes municipios de la comarca. Nosotros hemos elegido el Castillo de Bétera, que se encuentra en el casco antiguo del municipio. Con sus orígenes en la época musulmana, destacan los elementos del gótico que se le añadieron a lo largo del siglo XV. El Castillo estuvo en manos del Marqués de Dos Aguas, que en 1983 decidió cederlo al Ayuntamiento de Bétera.
Destacan las cuatro torres almenadas de una fortaleza que más tarde se reconvirtió en palacio. La torres principal es rectangular, mientras que en las situadas al este y al oeste llama la atención su planta semicircular. Las cuatro torres están unidas entre si, y a juzgar por las fotos antiguas del Castillo había una quinta torre que ha desaparecido. Tras su rehabilitación, en la puerta principal del Castillo de Bétera se colocó el escudo de la ciudad.
13. Castillo de Benisanó
El Castillo de Benisanó edificado en la segunda mitad del siglo XV es un palacete que por su fortaleza y construcción es considerado un verdadero Castillo Medieval.
Durante siglos fue la residencia de diferentes familias nobles que lo conservaron e incluso mejoraron con algunas reformas. Como hecho histórico más relevante cabe destacar que fue prisión para el Rey Francisco I de Francia en 1525 por orden del rey Carlos V después de la batalla de Pavía.
Se conserva en excelente estado las salas nobles del Renacimiento, con sus pavimentos de cerámica valenciana, artesonados, escaleras de caracol, … que de seguro hacen las delicias de los amantes de la historia y del arte.
14. Castillo de Alaquàs
El castillo-palacio de Alacuás, castillo de las Cuatro Torres o Palacio de los Aguilar es una de las mansiones nobiliarias impulsadas en la época de decadencia feudal del siglo XVI.
Es un palacio-castillo de características residenciales, con artesonados en las estancias, azulejería y disposiciones ornamentales e importantes elementos arquitectónicos que anuncian el Renacimiento. Carece, sin embargo, de signos exteriores, como era habitual en aquella época en que primaban la fortaleza y capacidad de defensa.
Está declarado como Monumento Histórico y Artístico el 21 de abril de 1918, y Bien de Interés Cultural el 1 de diciembre de 1999.
Autor: Turisme de València