Lisboa es una ciudad maravillosa y cautivadora, y los pueblos que están a su alrededor también. Y como los viajes en coche están de moda y se han consolidado como una forma diferente de hacer turismo, te proponemos un completo itinerario por los lugares más bellos y con más encanto cerca de la capital portuguesa.
Porque si algo tiene Lisboa son razones para volverte loco. Los 16 municipios del distrito la convierten en una región única por cada uno de sus detalles, cautivadoras calles adoquinadas y tesoros naturales dignos de ser descubiertos a pocos kilómetros de España. Una ruta perfecta y fácil, para disfrutar de un road trip por los pueblos más hermosos que están a tiro de piedra de Lisboa, y que no deberías perderte.
Índice
Cascais, ciudad de reyes y de pescadores
A tan solo 30 minuto de Lisboa se encuentra Cascais, un antiguo pueblo de pescadores, destino de artistas y aristócratas desde principios del siglo XX. A día de hoy, sus villas y palacetes contrastan con los surfistas y amantes de la vela que llenan sus playas. En 2007 la localidad fue anfitriona oficial del Campeonato del mundo de la ISAF en la navegación de yates de carreras, lo que la ha convertido en un destino perfecto para los amantes del mar (también en invierno).
Cascais ha sido el lugar elegido por la nobleza para veranear durante décadas, así que, si tienes la oportunidad de perderte por sus calles empedradas irás descubriendo lujosas mansiones y sorprendentes museos que rinden homenaje a la historia de la zona. Es una zona perfecta para escaparse del bullicio de la capital y pasar la tarde callejeando y descubriendo su casco antiguo.
A pesar de los años la ciudad ha conseguido mantener su aire elegante y tradicional. Relájate y observa a los pescadores locales desembarcando con sus capturas, pasea en barco y recorre el paseo marítimo hasta llegar a Estoril. Déjate llevar y recupera fuerzas para seguir descubriendo zonas de la región.
A su alrededor, contrastan sus dos líneas costeras, las cuales permiten elegir dos formas muy diferentes de aventura. Al este se encuentran playas como la de Carcavelos y São Pedro, ideales para disfrutar de la tranquilidad. Al norte, playas de olas gigantescas y corrientes poderosas, recomendables para amantes de los deportes y del mar.
Parque Natural Sintra-Cascais, océano y bosque
Para continuar con el itinerario, apuesta por recorrer este imponente Parque Natural que rodea la sierra de Sintra hasta las dunas de Guincho y Cabo da Roca. En esta zona de 17.000 hectáreas conviven acantilados vertiginosos de más de 140 metros de altura y vegetación salvaje con el Océano a sus pies.
Situada a 5 kilómetros de Cascais se encuentra la playa de Guincho en todo su esplendor. Salvaje y viva, esta playa se caracteriza por sus fuertes vientos y por sus enormes olas rompiendo en la orilla. Es habitual ver a amantes del surf y de las cometas disfrutando de las buenas corrientes de aire, dejando una maravillosa imagen de postal en la que se puede sentir la energía de este entorno natural indómito.
Tras disfrutar de las panorámicas, a 20 kilómetros al oeste de Sintra, se encuentra el punto más occidental de la Europa continental la Playa de Ursa (Playa de la Osa). Un remanso de paz desde donde se puede observar la inmensidad del Atlántico y su conocida roca con forma de oso. Los afortunados que lo visiten cuando baja la marea descubrirán las bañeras de agua transparente, las rocas, cristales y todo tipo de vida marina que el mar solo deja ver de cuando en cuando. Un espacio dentro de la región en el que sentirás la sensación de libertad más absoluta y el más puro contacto con la naturaleza.
Sintra, localidad palaciega cerca de Lisboa
Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1995 y tierra de duendes, la localidad de Sintra se encuentra a tan solo 31 kilómetros de Lisboa. Fueron los celtas quienes bautizaron el lugar en honor a la diosa celta de la luna, Sintia, por lo que también es conocido como Monte de la Luna.
Pasear por sus calles adoquinadas, estrechas e inclinadas transporta a todo aquel que la visita a un cuento de hadas. Merece la pena dedicar un rato a pasear por el casco histórico de la ciudad y hacer una parada en la famosa pastelería A Periquinha para probar los típicos pasteles de Sintra, las queijadas y los traveseiros, antes de seguir con el camino. Uno de los símbolos más reconocidos de Portugal, y una visita obligada, es el Palacio Da Pena, al lado del maravilloso Castelo Dos Mouros, desde cuyas torres se puede observar una privilegiada vista panorámica de valles que van a parar al Océano Atlántico.
En el interior de este complejo se encuentra la Quinta da Regaleira, una torre de 27 metros construida hacia dentro de la tierra con una escalinata en espiral que le da un aspecto bastante inquietante. Sus fuentes, cascadas, túneles subterráneos interconectados son difíciles de olvidar pues no existe otro lugar semejante en el mundo.
Esta localidad fue la residencia de los reyes portugueses durante el siglo XIX. Descubre una mezcla espectacular de estilos arquitectónicos, naturaleza y colores que se mezclan con un sinfín de jardines exóticos y bosques. Un enclave que, por estar teñido de semejante esplendor y misticismo, se ha convertido en uno de los destinos más románticos de la región.
Una vez realizado este recorrido y descubierto sus secretos, si nos adentramos en la costa de Sintra, encontramos playas como la de Maças que invita a pasear por su fine arena dorada en cualquier época del año. Praia Grande, conocida por sus competiciones nacionales e internacionales de surf; o Azenhas do Mar, con sus casas colgadas del acantilado. Lugares perfectos para disfrutar de una jornada alejado de todo el bullicio, respirar brisa marina y continuar con el trayecto llenos de energía.
Óbidos, la villa de las reinas
El ambiente de serenidad de la localidad de Óbidos, situada a tan solo 80 kilómetros de Lisboa, es perfecto para recorrer sus calles empedradas y su muralla. Lo que parece salido de una película medieval se hace realidad en esta magnífica ciudadela, que cuenta con una rica historia y un destacable patrimonio cultural.
Desde la carretera, la imponente muralla que la rodea es lo primero que llama la atención de la, también conocida como, “ciudad fortificada”. Y es que, si las paredes hablaran, esta tardaría años en terminar de contar su historia.
Si piensas que todos los castillos son iguales es que aún no has visitado el Castillo de Óbidos. Completamente integrado en la muralla de la ciudad, en él que se puede apreciar el paso del tiempo gracias a sus diferentes estilos arquitectónicos. Por otro lado, dejarse llevar por las callejuelas de la zona y enamorarse de sus casitas encaladas pintadas de azul y ocre, disfrutando de la fragancia de las buganvillas es un lujo. En definitiva, visitar Óbidos es como disfrutar de un viaje al pasado en el que es difícil no rendirse ante la belleza pintoresca de este pueblo amurallado.
La Sierra de Arrábida, Sesimbra y gastronomía
Situada entre los estuarios del río Tajo y el río Sado, la Sierra de Arrábida destaca por su paisaje plagado de colinas, acantilados y entorno natural. Dentro de ella se encuentra Sesimbra, una localidad que destaca tanto por su gran valor histórico como turístico. La que fue una importante localidad en la reconquista de Portugal también es una ciudad tradicional de pescadores. No te olvides de probar su marisco y el resto de su gastronomía local, famosa en todo Portugal.
Su castillo es uno de los más bonitos de las zonas de alrededor de Lisboa. Este es conocido como el “Castillo de los Moros” ya que fue mandado reconstruir por el Rey Sancho I y tomó como punto de partida una fortificación musulmana anterior. Desde sus torres se puede contemplar una panorámica espectacular de la región, vislumbrando, con el océano a lo lejos, la península de Troia y el increíble Cabo Espichel.
Este importante testigo de la historia de Portugal también sorprende a los viajeros con algunas de las mejores playas de Portugal y entorno natural inigualable. Protegidas por la sierra y bautizadas por el mar, se encuentran diversas y espectaculares playas perdidas y silenciosas como Galapinhos, Galápos, Coelhos y Creiro, de metros de arena dorada y aguas cristalinas que contrastan con el verde de las montañas. Merece la pena dejar el coche y buscarlas bajando el camino a pie, disfrutando de las vistas y de la calma.
La localidad de Sesimbra cuenta también con la Laguna de Albufeira, un lugar donde es posible practicar actividades como windsurf y kitesurf sin preocuparse por los cambios en las corrientes o mareas. Al no tener salida al mar se convierte en un remanso de tranquilidad formado por dos cuerpos lagunares unidos por un canal, ideal para ir con niños y perfecto para cerrar una increíble ruta en coche alejada de las masas.
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