La isla balear, junto a las canarias El Hierro, La Gomera y La Graciosa, son los primeros destinos españoles que empiezan el desconfinamiento. El próximo 4 de mayo la isla tendrá el privilegio (y la responsabilidad) de ser una de las cuatro (islas) elegidas para dar este decisivo paso en España. Ese aislamiento de (casi) todo, al ser accesible solo por mar, lejos de ser defecto se ha tornado en virtud: la de preservar su más pura esencia sin apenas contaminación coronavírica. Un ‘laboratorio de sostenibilidad ’que ahora lo será también para comprobar que sí se puede recuperar la ilusión. Todo es cuestión de hacerlo con calma. Y de ello, la menor de las Pitiusas anda sobrada.
Este paraíso mediterráneo donde las verdes praderas marinas de Posidonea Oceánica han podido purificar más si cabe estos días sus cristalinas aguas. Donde sus playas y calas, (desde ahora forzosamente menos masificadas), volverán a ser refugio del dolce far niente. Y donde sus faros –la Mola y Cap de Barbaria– guiarán de nuevo nuestra mirada.