Hay paisajes en nuestro planeta que nos trasportan hasta la mismísima Luna, destinos donde se pueden pasar unas vacaciones al más puro estilo Neil Armstrong. Esta es la selección de lugares con increíbles paisajes lunares que Rumbo.es ha preparado y donde sentirás que estás realizando auténtico turismo espacial.
Fuerteventura, la aventura interplanetaria
Las montañas y volcanes de Fuerteventura (Canarias, España) ofrecen la posibilidad de un recorrido fascinante. Ese contraste de zonas creadas por lava, montañas y planicies secas o de tierra blanca es una alegoría a ese juego de zonas altas y claras (terrae) y bajas oscuras (maria) que hay en la luna. En las Peñitas, arco de Las Peñitas y en la Cumbre del Tindaya podrás vivir la aventura interplanetaria.
Capadocia o las chimeneas de hadas
Las tierras altas de La Luna se pueden ver perfectamente representadas en Capadocia, en la histórica de Anatolia Central de Turquía. Le dicen las “chimeneas de hadas” y su suave roca es el resultado de siglos de erupciones volcánicas, viento y lluvia. Si las recorres en globo podrás apreciar la inmensidad de este Patrimonio de la Humanidad. También puedes descubrir la zona del valle de Göreme andando, pero cuidado porque saltar no es muy recomendable en esta zona.
Las Azores y sus agujeros lunares
Las Azores (Portugal) ofrece un paisaje paradisíaco de lo que podría ser en nuestro imaginario uno de los enormes agujeros lunares que se han descubierto hasta el momento. Todo esto es a la actividad de sus más de 1.500 volcanes que, durante años, tuvieron una intensa actividad dando lugar a una montaña rusa natural de elevaciones que se enredan entre mares y planicies; una experiencia similar a la que vivió el satélite, según dicen los científicos. Allí, en el archipiélago portugués, las vacaciones, son de otro mundo.
Salar de Uyuni, el gran mar lunar en la tierra
La Luna está llena de misterios, pero sin duda lo que más despierta curiosidad es el tema de los mares lunares. El Salar de Uyuni, en el sur de Bolivia, es actualmente el salar más grande del mundo y se puede decir que es la mejor versión terrenal del Mar de la Tranquilidad, donde el 20 de julio de 1969 descendió el Apolo 11. Es una estampa de la luna con colores de la tierra. Además, en esta zona boliviana se pueden encontrar lagunas y aguas termales para unos días de total desconexión. En épocas de lluvia se puede disfrutar del llamado “efecto espejo” para unas fotografías de lujo.
Desierto Blanco, el color de La Luna
Si hay algo que es imposible no disfrutar es el color de La Luna. Poemas y canciones se han inspirado en esa tonalidad. Por eso es inevitable comparar el Desierto Blanco de Egipto con el natural satélite de la tierra. Su aspecto rocoso blanquecino da un aspecto de paisaje extraterrestre que sorprende a más de uno. Lo más excitante, y lo que pone el punto terrenal, es la fauna tan pintoresca que se puede ver en una excursión: desde zorros hasta diversos tipos de gacelas. Una aventura que los más enigmáticos seguramente querrán disfrutar de noche.
Valle de la Luna, en tierras chilenas
Nunca un lugar en la tierra mereció tanto el nombre de un sitio en el universo. El Valle de la Luna, en el desierto de Atacama de Chile, es uno de los reflejos más fieles de la superficie lunar en nuestro planeta. Tiene tanto tierras altas como planicies llenas de rocas, agujeros y explanadas rocosas. Grandes expediciones se realizan cada año en este desierto y muchos turistas llegan para excursiones en las que se puede apreciar una puesta de sol impresionante, que sólo puede ofrecer este extremo meridional del mundo.