Los churros, según explican desde la Fundación Eroski, son un exquisito alimento, muy apetecible, aunque altamente calórico. Como todo, puede consumirse con moderación.
¿Cómo los preparo?
Calentamos el agua con la sal en una cazuela amplia. Cuando comience a hervir añadimos la harina, previamente tamizada, junto con la levadura. Removemos la mezcla intensamente con una cuchara de madera.
Que la masa de harina no se pegue
Seguimos cocinando a fuego suave hasta que, al mover la cazuela, comprobemos que la masa no se pega a las paredes de dicho recipiente.
Sarten con abundante aceite
En una sartén con abundante aceite caliente (los churros deben «nadar» en el aceite), y con ayuda de una churrera (aparato metálico para elaborar los churros) o bien de una manga pastelera de tela fuerte y una boquilla rizada, formamos los churros directamente sobre el aceite.
Dar la vuelta para que estén dorados y crujientes
Cuando haya pasado un minuto se les da la vuelta. Dejamos que se cocinen hasta que queden bien dorados y crujientes al tacto. El aceite aunque caliente no debe de estar hirviendo porque entonces se nos dorarían en exceso por fuera y estarían crudos por dentro.
Escurrir con un colador o escurridora y espolvorear con azúcar
Sacamos los churros de la fritura y los escurrimos sobre un colador o una escurridora. Los disponemos en la fuente en la que los vayamos a servir y, una vez colocados, los espolvoreamos con azúcar.
Consumo con moderación
Esta receta es fuente de proteínas e hidratos de carbono, destaca la presencia de hierro, calcio, potasio, magnesio y vitaminas A, B1, B2, E y K. Contiene trazas de colesterol y una elevada cantidad de grasa y azúcar. Es, pues, preferible consumirla de manera esporádica.