Una de las emociones más a flor de piel que te suscitará Asturias es el disfrute sin límite de sus paisajes. Horas y horas de contemplación, de ruta en coche, a pie, en bici, a caballo o como quiera que desees.
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Horas y horas de luz, de sombras, de cielos que son obras de arte, de colores, de flores, de árboles, de aire puro, de brisas que te acarician el alma, de espumas que te llenan de vida…
Asturias y sus paisajes son un catálogo infinito para el placer vital. Montaña, valles, majadas, brañas, brumas y calimas, cumbres míticas, acantilados gigantes, bosques frondosos, aldeas de cuento, horizontes lejanos, vistas panorámicas.
Una braña somedana de Asturias
Somiedo es una de las 7 Reservas de la Biosfera de Asturias, muy conocida y apreciada por su naturaleza, historia y cultura. Precisamente esta conjunción de valores y atractivos ha tejido con el paso del tiempo unos paisajes muy especiales y llamativos.
Los escenarios naturales que ofrece Somiedo combinan en armónico equilibrio la huella humana con una naturaleza en estado puro.
Un perfecto ejemplo de este binomio son sus brañas, esos poblamientos donde durante siglos han convivido también de forma armónica los ganaderos y su ganado, y donde precisamente han habitado con asiduidad los vaqueiros de alzada (ganaderos trashumantes que han tenido mucha presencia en la zona).
El magnetismo del Pico Torres
En tu viaje por Asturias, te vas a encontrar paisajes de lo más variado, y en muchos de ellos siempre hay picos o cumbres míticas como telón de fondo o como protagonistas.
Una de esas montañas magnéticas, que hacen historia y que te cuentan miles de historias, es el Pico Torres, uno de los techos de la Cordillera Cantábrica, ubicado entre los concejos de Caso y Aller.
De esbelta e imponente figura, el entorno del Pico Torres es un remanso de serena belleza que dibuja paisajes inolvidables de alta montaña.
La aldea perdida de Taramundi
Luce espléndida y como adormecida en lo más hondo del valle, abrazada por boscosas laderas que parecen acunarla en su regazo. Es la aldea de As Veigas, en Taramundi.
Verdor por doquier, y una inmensa gama cromática en el bosque. Piedra y pizarra negra proyectados sobre el paisaje.
As Veigas es como una aldea de cuento, donde te apetecerá que tu tiempo de viaje se detenga. Será como estar fuera del mundo, estando en el mundo.
Covadonga y la borrina
La subida a los Lagos de Covadonga, sea a la hora del día que sea, siempre te deja en la retina increíbles imágenes del Real Sitio y de su entorno.
El angosto y sinuoso valle que tiene como fantástico colofón la Basílica y Cueva de Covadonga, es un terreno propicio para lo que en Asturias llamamos borrina, esa calima densa y húmeda que transforma los paisajes como por arte de magia, y que les añade un plus de misterio indescriptible.
Covadonga se viste muchas mañanas con un manto de borrina que va diluyéndose silenciosamente a lo largo del día, poniendo una nota de belleza y hasta exotismo a un paisaje ya de por si maravilloso.
Los colores de Los Oscos
Todos los que han estado en Los Oscos vienen fascinados por dos notas muy características de esta comarca del occidente de Asturias: su luz, el cromatismo de sus paisajes y la paz que se respira.
Un perfecto exponente del espíritu natural y cultural de los Oscos, es el concejo de Santa Eulalia de Oscos y el pueblo de Ferreira.
Río, bosque, prados, y arquitectura tradicional característica de esta parte de Asturias. Un conjunto de elementos que componen un paisaje único.
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Más información: Turismo de Asturias