La etapa del Camino de Santiago de hoy es tan corta que nos permitimos alargarla por un tramo más rural alternativo para que abarque 18 kilómetros, una distancia en cualquier caso muy modesta comparada con las habituales de El Camino y las que nos esperan los próximos días. Nos damos el lujo de levantarnos algo más de tarde y de iniciar el paseo sobre las ocho de la mañana.
Nuestro Camino de Santiago tiene pequeños ascensos y descensos, ruta empedrada separada de los pueblos, tránsito junto a campos de lúpulo en esta zona de la que Juan (el propietario del anterior albergue) nos informó que es la más fértil de España en esta planta empleada en la elaboración de cerveza.
Llegada a la cruz de Santo Toribio
Llegamos a la cruz de Santo Toribio, en un pequeño promontorio desde el que se contempla Astorga. Día nublado y frío, con el habitual viento fresco. Entramos en la ciudad poco antes de las 12 horas, después de atravesar una desproporcionada pasarela de unos 300 metros, repleta de curvas, que únicamente permite superar una vía.
Nos alojamos en el establecimiento más confortable de nuestro recorrido: el hostal La Peseta, donde dispondremos del exceso, para la austeridad propio de un peregrino, de hospedarnos en una habitación doble con televisión incluida.
Visitamos la espectacular catedral, guiados, al igual que en León, por nuestro móvil tras apuntar un código QR que nos conduce, con una explicación muy detallada, por 26 escalas en una hora de recorrido tanto por los detalles del edificio catedralicio como por las joyas de su museo.
Un cocido Maragato para reponer fuezas
Desde allí, con ganas de saborear el tradicional cocido Maragato, nos desplazamos al restaurante Casa Maragata I. Primero nos sacan la fuente de siete carnes, luego la verdura, con unos garbanzos que nos sorprenden por su reducido tamaño, y a continuación la sopa de fideos. Por muy hambrientos que estemos, nos sirven una cantidad de comida que, como mínimo, duplica nuestra capacidad de absorber, regada con vino, por supuesto, de la autóctona variedad Mencía. Con una deliciosa natilla que contiene una porción de mantecada concluimos el menú de 25 euros.
Un poco de descanso y a realizar la ruta organizada por el Museo Romano que nos llevará por los restos del origen de Astorga, de los tiempos iniciáticos de la legión Gemina. Nos van llevando por vestigios subterráneos en diferentes partes de la ciudad, inapreciables desde fuera porque se hallan bajo edificios o parques. Así vemos un tramo de muralla con sus dos fosos, las termas, el foro… e incluso atravesamos 70 metros de las antiguas y estrechas cloacas, que recuerdan a las catacumbas.
Nos animamos después de la hora y cuarenta minutos de explicaciones a dirigirnos a los restos casi imperceptibles de la única puerta de la fortaleza romana que ha sobrevivido. Degustamos dos dulces típicos denominados Merles y volvemos al hostal -con el frío apremiando- para cenar ligero y preparar la etapa del Camino de Santiago de mañana, ya más exigente.